Estas notas se refieren a la familia de nuestra abuela Severiana quien, por su madre, descendía de una familia de origen portugués muy conocida en Sevilla. Nuestro tatarabuelo don Domingo Ferreira, del que procede el nombre familiar de Domingo, fue un médico de renombre en la ciudad, cuyo retrato al óleo presidía el salón de nuestra casa de la calle San Isidoro.
Pero me quiero referir sobre todo a la familia paterna de la abuela y más concretamente a la ascendencia de D. Esteban González de la Mata, que debió ser el abuelo o bisabuelo de la abuela Severiana y cuya historia nos llega a través de un curioso personaje, la tía Amparo González, prima (no sé en qué grado) de la abuela, que nos visitaba con frecuencia y a la que recuerdo siempre con una cinta alrededor del cuello (lo que entonces se llamaba un siguemepollo), que le ayudaba a sujetar una abundante papada.
La tía Amparo poseía unos documentos que, según ella, (aquejada de una cierta manía de grandeza) contenían la historia de la familia. Recuerdo esos documentos, escritos a mano, y que debían ser muy antiguos por lo deteriorados que estaban, que nos leía o nos daba a leer con frecuencia. Según ellos, la historia de la familia se remontaba a un matrimonio de santos de la época mozárabe, San Azcar y Santa Delfina. Un descendiente suyo debió pulular por la corte de Don Pelayo, cuyo yerno y sucesor (a la muerte de Favila), Alfonso I, debió ofenderlo de algún modo, según se desprendía del romance:
Rey Alfonso, rey Alfonso
Me despreciáis porque sí;
Pues sabe que contra el oso
A Favila defendí.
Andando el tiempo, aparece el personaje principal de la historia, D. Pero de Mata, noble de la corte de Alfonso XI, al que acompañó en la batalla del Salado, en la cual debieron darlo por muerto y casi enterrarlo, según canta el romance, puesto en boca del rey:
Maese Pero, maese Pero,
Vos que a herexe muerte hedíés;
Si al Salado fuisteis vivo,
¿por qué amorataxado os veis?
A este D. Pero otorgó el rey el escudo de armas de la familia, en el que reza:
Aquestas armas ganó
El noble Pero de Mata
El rey se las dio y partió
Y puso en campo de plata.
Por fin, el documento llegaba a la edad contemporánea y a la figura de D. Esteban González de la Mata (que debió ser abuelo o bisabuelo de nuestra abuela Severiana) y de su descendiente D. José González Janer. Uno de ellos debió ser el que siendo funcionario del gobierno colonial, no sé si en Cuba o Filipinas, desapareció y nunca se volvió a saber de él.
Hasta aquí mis recuerdos de los documentos de la tía Amparo.
José Ramón
N.b. Creo que en esta curiosísima y enriquecedora adenda hay un error de léxico: siguemepollo no es la cinta usada para sujetar la papada o sotabarba sino el rizo engominado que lucían en el centro de la frente algunas muchachas de la época, especialmente las cupletistas como Estrellita Castro, que la popularizó. Ninguna señorita se atrevía a lucir este adorno en su peinado.
Según el diccionario de la R.A.E.
ResponderEliminarSIGUEMEPOLLO:
1.m. Cinta que como adorno llevaban las mujeres,
dejándola pendiente a la espalda.
P.D. Me encantan estas cartas, Rafael soy hijo de Curro Abaurrea